Prólogo de la exposición Amores Infinitos
Galería Beckett, Buenos Aires. Del 13 de diciembre de 2002 al 30 de enero de 2003
Es una selección de obras que hice en 1999 y retomé con obras nuevas este año –como un paréntesis dentro del proceso de ejecución de otras pinturas-. Esta serie se originó al poner mi atención y mi capricho sobre aquella concepción geométrica de la línea como una sucesión infinita de puntos, que me llevó, en consecuencia, a la idea de una línea que fuese infinita en un espacio finito. Así trabajé en 1998 sobre volúmenes esféricos –esferas de 8 y 12 cm. de diámetro- principalmente con líneas, en donde el recorrido de éstas se torna infinito en un espacio acotado – ya que girando la esfera no se encuentra nunca el límite y se vuelve al lugar de partida, y otra vez a empezar-.
La curiosidad me llevó a continuar esta idea, pero sobre superficies planas circulares que es lo que conforma la presente muestra.
La línea se desplaza por toda la superficie nominando personajes, escenas de erotismo, entrecruzamientos amorosos de cuerpos, filigranas y frondosidades vegetales. Se agrega el color y el azar de la mancha pictórica.
Las escenas de erotismo son evidentes en muchos casos, sugerentes en otros, pero más allá de sus relatos singulares, creo que aquello que atraviesa Amores infinitos es precisamente esa energía de Eros, aquella que nos mantiene en el flujo incesante de la creación y continúa infinitamente la vitalidad de ser humanos. Siento, además, que amor infinito es el deseo con el que se comienzan las seductoras relaciones amorosas con el mundo.