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EL PREMIO TRABUCCO 2011

Laura Feinsilber,  Ámbito  Financiero, Buenos Aires, 26 de diciembre de 2011

LAS OBRAS DE LOS GANADORES DE LA EDICIÓN 2011 DEL PREMIO ALBERTO J. TRABUCCO SE EXHIBEN EN EL CENTRO CULTURAL RECOLETA

La edición 2011 del Premio «Alberto J. Trabucco» correspondiente a las disciplinas Dibujo y Pintura se exhibe en el Centro Cultural Recoleta. Este certamen que convoca a los artistas por rigurosa invitación es de gran trascendencia nacional y su jurado está compuesto por la totalidad de los miembros de la Academia Nacional de Bellas artes. Los artistas elegidos tienen una vasta trayectoria,han sido merecedores de otros grandes premios nacionales e internacionales y presentan tres obras cada uno.

Dibujo

Sobresale el mundo fantástico de Ladislao Kelity (Hungría, 1944), un gran maestro del grafito cuya imaginería proviene de su infancia transcurrida en la provincia de Misiones. «La pecera del Sr. Muybridge», «Los animales en movimiento del Sr. Muybridge», «Los insectos del Sr. Muybridge», grafito sobre tela, tres excelentes obras de línea sutil, importante juego de claroscuro, composición inquietante que, a veces, bordea lo perverso. Fabián Attila (Buenos Aires, 1961) presenta «Desfile I, II, III» de la serie Vanidades. Un trabajo de gran calidad formal en cinta y acrílico, medio con el que logra imágenes muy elaboradas, recordamos su visión del Puente Pueyrredón en un Premio UADE. En esta ocasión sobre un fondo negro, ominoso, se recortan los esqueletos que remiten a las sombrías Vanitas del siglo XVII, que ante la certeza de la muerte, reflejaban la inutilidad de los placeres mundanos.

Los blancos espacios de Elena Nieves (Buenos Aires, 1967) enceguecen. Contra el blanco o en el blanco se perciben fragmentos de paisajes en una vibrante línea en acrílico negro que se interrumpe constantemente. Se podría pensar en el zigzagueante esquiador que esquiva los obstáculos. Inés Bancalari (Buenos Aires, 1946), recurre al puro estilo lineal en figuras femeninas clásicas, sentadas, de espaldas, sobre una banqueta, dibujo que desciende de esas bañistas picassianas neoclásicas de los 20. La figura que refleja una gran calma, trazo largo, seguro, la postura sólida, sólo algunas líneas esquemáticos que enfatizan la posición del cuerpo.

Marcelo Boullosa (Buenos Aires, 1956): no se puede pasar de largo ante la obra de este artista que no ha dejado el más mínimo resquicio en el soporte cubierto por una caligrafía -no podríamos llamarla de otra manera-obsesiva. Después de una atenta observación se captan movimientos circulares, ondulantes, el ojo queda atrapado en esa red infinita que como un fluir de la conciencia, Boullosa logra, sin levantar la mano de la tela. «Bam- Bam I, II, III», títulos de sus obras en acrílico, madera y tinta sobre tela. De carácter teatral son «Nocturno en el cine Hopper», «Nocturno en el puente», «Nocturno en la ciudad» carbón y pintura acrílica sobre tela, protección resina poliéster) de Inés Vega (Buenos Aires, 1950) Oscila entre el realismo de la figura humana y aquel que obra como fondo: escaleras, cortinados recogidos, butacas, lámparas, adornos en situaciones oníricas que siempre descolocan al contemplador ante lo anticonvencional, una característica de una muy personal artista.

 Mónica Millán (Misiones, 1960 fue la ganadora del Premio Adquisición. «Lueve. Es de siesta» (tinta sobre papel(2010), «El río bord(e)ado», lápiz sobre papel y «Paisaje» (2011) tinta sobre papel revelan el minucioso trabajo de esta observadora de la naturaleza fantástica de su tierra natal. Toda la flora, fauna, gentes humildes y laboriosas a través de un lápiz que teje, borda, milímetro a milímetro, un encaje de palabras sonoras: «Yu», «Ao-poi», un registro de la lluvia, las enredaderas, la niebla que avanza.

Pintura

El premio Adquisición le fue otorgado a María Silvia Corcuera Terán (Buenos Aires, 1955). Esta artista multifacético ha abordado lo antropológico, lo etnográfico, lo popular y lo identitario y su obra está en permanente evolución. Ingeniosa manualmente, encuentra elementos para abordar con humor y sentido lúdico, objetos, pinturas, esculturas cuyo propósito, según lo confesara en una oportunidad es «permitirse lo bello en un mundo tan terrible». Mariano Cornejo (Salta, 1962), ha abandonado, por ahora, un formalismo riguroso de su quehacer para que, a través de fragmentos de tiras de papel pegado, el contemplador asocie sus «paisajes» de Salta a la textura de la piedra, la aridez y el polvo con los que Cornejo se encuentra cuando la recorre fatigosa y amorosamente a caballo.

Juan Andrés Videla (1958) es un maestro del engaño ya que el contemplador siempre duda si está frente a una pintura o a una fotografía. Gracias a su técnica depurada, sus óleos de paisajes urbanos tienen cualidad fotográfica, son de una belleza quieta, evanescente. Alfredo Prior (1952) presenta «La siesta de Cronos», «Moby Dick», «Castor y Polux», títulos generadores de varias lecturas y difíciles de develar su sentido oculto. Su obra hace referencia a la historia del arte, a la mitología, a personajes históricos o desconocidos. Su obra oscila entre la figuración y la abstracción, combina diversos materiales, empastes y chorreados brillosos, una obra reconocible, se suele decir, «es un Prior».

Eduardo Stupía describió a la pintura de Carlos Arnaiz (Buenos Aires) como «una geometría laxa, de resonancias botánicas». Hojas, hongos en distintas gamas, algunas más intensas, chorreados, sutiles veladuras constituyen estos «Sin Título» realizados recientemente, obras de gran refinamiento, asordinadas. «El alma vuela», «El domador», «Algo se acerca» pertenecen a Jorge Pietra (Buenos Aires, 1951). En cada uno de ellos aparecen escenas de un film, fragmentadas, se mezcla lo onírico, el thriller, paisajes, figuras entre fantasmales y pasayescas, en planos distorsionados. Pietra los presenta. Después habrá que juntarlos y seguir la acción pero esto ya no es posible, ni siquiera en el cine. En esto reside el interés por su pintura.

Giancarlo Puppo (Roma, 1938). Arquitecto, dibujante, pintor, imaginero, siempre ha abordado distintas técnicas con maestría. En sus técnicas mixtas «Reflejos en la niebla», «Reflejos en el agua», «Reflejos en la tierra» no apela a la escritura como apoyo de su obra plástica que aparece más sosegada, menos visceral y menos corrosiva, por lo que extrañamos sus historias transgresoras. Clausura el 22 de enero.